jueves, 30 de diciembre de 2010

CRÍTICA AL DISCO DE SIRÁCIDA en www.metalcry.com




      Nos vamos de viaje, a lomos del nuevo buen estado de salud del power y el heavy metal nacional, de manos del especial clímax que están brindando bandas como ZENOBIA o DÜNEDAIN, por nombrar simplemente un par de muchas, para comprobar la evolución de una nueva promesa de este estilo (surgida tras muchos años de idas y venidas y tras un largo recorrido previo), tan querido como denostado en multitud de círculos del metal. Se trata de un viaje que pasa por la siempre activa ciudad de Murcia y que va “Del corazón al alma” para presentarnos a SIRÁCIDA, un sexteto que acaba de registrar un interesante primer disco (que se suma a una lista de 3 maquetas que datan desde 1998) compuesto de 8 temas (más intro y outro) de los que pasaremos a hablar a continuación más detalladamente.

“Del corazón al alma” entra como un tiro desde el primer momento. Se trata de un disco muy fácil de asimilar para cualquier oído hecho a las tesituras del power metal nacional más convencional, bebedor directo del legado de bandas como Avalanch, Warcry o los riojanos Red Wine, por poner tres ejemplos de referencia dentro de nuestro metal. Canciones poderosas, llenas de energía y letras con cierta melancolía y a la vez de sentimiento esperanzador, todo ello dotado de una interpretación perfecta por parte de todos los miembros de la banda y de un resultado más que aceptable para ser una autoproducción, con todos los alicientes que se le pide a un buen lanzamiento: potente diseño, buenas fotos de grupo y libreto bien completo de todos los detalles. En algunos momentos la producción se ve algo sobresaturada y ensucia el resultado final de una escucha que debería ser nítida y brillante si atendemos a lo que pretende transmitir los temas de SIRÁCIDA, pero no se trata de un aspecto realmente determinante o fundamental, sino de un pequeño detalle a pulir en el futuro.

La reproducción comienza con una intro de esas emocionantes y misteriosas con cierta dosis de épica intrínseca gracias al fundamental uso del teclado que desgrana la banda en la mayoría de sus composiciones, idónea para servir de aperitivo a la descarga de power metal que nos espera poco más adelante, un corte titulado “Guijarros” que se alimenta de una buena melodía, clásica y predecible, pero esencia a la hora de ganarse al oyente en unos pocos segundos… El resto lo hace la voz de Manuel Zaragoza, propietario de unas educadas cuerdas vocales que se desenvuelven muy bien en estas tesituras semi-agudas.

“Mi momento” es un tema donde destaca mucho más la base rítmica y el estribillo, por encima del resto de las estrofas. Un estribillo que, si atendemos a su gancho se encuentra entre lo más pegadizo de todo el álbum, con permiso del tema que le sigue a continuación, “Hombro con Hombro”, otro tema que tampoco se pierde ni se vuelve loco en la búsqueda de una velocidad innecesaria. Más bien forja su poderío a base de su desarrollo y cadencia hímnica, la fuerza con la que nos llega su letra, tan convencional como universal.

En plena mitad de nuestro viaje (recordemos, con origen en el corazón y destino al alma), hacemos una íntima parada en “Mi legado”. Preciosa y delicada balada donde reina la guitarra acústica, el colchón de teclado y la cálida voz de Manuel. Letra triste y estribillo que se queda pegado a la piel y no apetece que termine hacen el resto. Toda una delicia.

Tras la balada cambia la concepción que habíamos obtenido de SIRÁCIDA hasta estos momentos. De temas eminentemente directos y fáciles de asimilar pasamos a un crudo pero melódico “La Pasión” y otro mucho más elaborado y largo llamado “Fenix”, que adolece quizás de una letra algo menos elaborada y que, de nuevo, vuelve a sufrir algo de sobresaturación en algunas partes de la base rítmica. Tanto éste como el que sigue en nuestra reproducción, “Esparta”, bajan un poco el nivel de lo que nos habíamos encontrado en un primer momento. Dotadas de una composición algo más confusa mantienen el espíritu épico de la banda, sobre todo si atendemos al último nombrado. “Esparta” mantiene la vena guerrera con un tema ciertamente diferente, original en su desarrollo.

“Marionetas” pone la guinda final en forma de medio tiempo en clave de balada, un medio tiempo que va ganando intensidad conforme pasan los minutos y los coros y la voz de Manuel se van retroalimentando los unos a los otros. Tras ella ya solo queda el subrayado musical que protagoniza “…al alma (desenlace)” y la sensación de haber conocido, para aquellos que aún no tuvieran noticias de su anterior demo de 2006, “No más mentiras” a una banda joven con mucha proyección y, sobre todo, experiencia en batallas, que sabe lo que se hace y en el mundo en el que se mueve.

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